Luis es un niño al que le encanta el fútbol, cuando vino a nuestra consulta por primera vez ya jugaba de portero. Él no notaba ningún problema, su madre le trajo con su hermana para descartar que ninguno de los dos necesitase gafas. En efecto, no las necesitaba, su visión era buena, también su sistema de enfoque, pero sus ojos no tenían una buena motricidad, al seguir la horizontal sus ojitos iban a saltos, y cuando tenía que saltar de un objeto a otro (movimientos sacádicos) tenía mucha imprecisión y se perdía. Se lo explicamos a su madre y ésta accedió a hacer terapia visual para mejorar la motricidad ocular de Luis. Los resultados no se hicieron esperar: Luis mejoró en velocidad lectora y en comprensión, y sus habilidades para el fútbol también, se anticipaba mejor cuando le tiraban el balón y era más rápido, además notaba que tenía un campo visual mayor.
Clara vino porque se cansaba al leer, tras el exámen visual vimos una dificultad en su sistema de enfoque: le costaban mucho los cambios para mirar de lejos a cerca, por ejemplo del encerado a la libreta y un poquito menos al cambiar de la libreta al encerado. También hicimos terapia visual, mejoró su sistema de enfoque y su capacidad de converger y divergir rápidamente. Clara es una gran aficionada al baloncesto, y pudo comprobar cómo mejoró muchísimo en este deporte: en los tiros a canasta y en los pases, gracias a que su percepción del espacio y su localización espacial mejoraron junto con su eficacia visual.
Jessica se cansaba mucho cuando leía porque tenía insuficiencia de convergencia, vino remitida de un centro oftalmológico para trabajar dicha dificultad con terapia visual y a la vez que mejoró su convergencia y su sistema visual se hizo más eficaz, pudo comprobar cómo mejoraba también en su deporte favorito: la gimnasia rítmica. Siempre había tenido dificultad para alcanzar la cinta cuando la tenía que recoger, ahora ya no era un problema, le salía perfectamente, y además notaba mucha más coordinación en su cuerpo, ya que su línea media corporal estaba integrada y los movimientos le salían mejor.
Estos son algunos ejemplos de pacientes nuestros, que es la terapia visual que se realiza habitualmente en los centros optométricos, y atiende a desórdenes en la motricidad ocular, en el sistema de enfoque ó en la visión binocular. Todas estas dificultades que puede presentar una persona se solucionan eficazmente realizando actividades visuales adecuadas, siempre tras un exámen completo que incluya no sólo detectar si necesitamos gafas y cuántas dioptrías, es necesario evaluar la motricidad, la acomodación, a convergencia y la divergencia, así como la percepción visual.
Recientemente, viendo las mejoras visuales que tienen lugar con la terapia visual, en Estados Unidos y en Reino Unido, donde la terapia visual es tan común como ir al fisioterapeuta a tratarse una contractura muscular, y un poco más tarde en nuestro país, surge la terapia visual deportiva. Ésta, a diferencia de la anterior no se aplica sólo a pacientes con desórdenes oculares, sino a deportistas que de entrada no tienen porqué tener ningún problema e incluso pueden tener unas capacidades visuales mejores que la media de la población. El primer paso es analizar qué capacidades son las más importantes para el deporte que practica en cuestión, luego se realiza el exámen visual deportivo en el que se incluyen todas las habilidades visuales mencionadas antes y otras específicas para cada deporte como por ejemplo la agudeza visual dinámica, el tiempo de reacción visual, el de anticipación, la visualización, la coordinación ojo-músculo, etc. y se diseña un programa para mejorar las capacidades que ya tiene el deportista, de esta forma le proporcionamos herramientas para mejorar la primera fase de la acción deportiva, que es el análisis de la situación ó percepción.
El éxito deportivo es resultado de un conjunto de respuestas por parte del deportista extremadamente correctas, ya sean técnicas ó tácticas. Estas respuestas se basan en el adecuado funcionamiento de tres pilares estrechamente relacionados entre sí y que conforman las fases de la acción deportiva:
1- Análisis de la situación ó percepción, llevado a cabo por el sistema visual.
2- Solución mental del problema ó decisión.
3- Solución motriz del problema ó ejecución.
El primero es el eje perceptual, que incluye el estímulo en sí mismo y los sistemas neurológicos capaces de recibirlo e interpretarlo. La terapia deportiva visual trabaja en el primer peldaño, en el análisis de la situación, de forma que mejorará la respuesta del sistema visual – cerebral – motor para que la decisión pueda ser más rápida y la ejecución más efectiva y de mejor calidad, aunque ello no sustituya sino que complemente el entrenamiento en el campo de juego correspondiente. El segundo es el eje de la decisión, pilar sobre el que se construye la respuesta que se cree más adecuada en base al análisis del estímulo, la comparación con experiencias anteriores y la inevitable participación de componentes como las emociones, los deseos ó la motivación. El tercero es el eje de la ejecución, una vez se ha tomado la decisión ésta se transmite a los sistemas u órganos efectores que van a participar en su ejecución (como son el sistema músculo-esquelético, cardiovascular,…)
Cabe destacar que la terapia visual deportiva está dentro del área de aplicación de la Visión Deportiva, que es un nuevo campo de investigación y de especialización que surge del interés dual de dos colectivos relacionados uno con la visión y otro con el deporte, e incluye a médicos, psicólogos, optometristas, entrenadores y a los propios deportistas. El objetivo fundamental que persigue la Visión Deportiva es mejorar el rendimiento deportivo a través de maximizar el rendimiento visual y minimizar el riesgo en el deporte.
A veces son las propias asociaciones deportivas las que solicitan y promueven estos exámenes visuales de cara a mejorar el rendimiento de sus jugadores y tomar decisiones en cuanto a su valía. Otras veces es el propio deportista el que quiere mejorar su rendimiento visual para poder alcanzar su máximo potencial. Es recomendable realizarlo al iniciarse en una modalidad deportiva, al cambiar de especialidad y también anualmente, al inicio de la temporada.
Noelia Díaz Alonso
Optometrista Comportamental
Nº Col. 12.932